miércoles, 28 de febrero de 2007
domingo, 25 de febrero de 2007
lo de antes es una visita al vaticano,ahora vamos hablarde la capilla sixtina:
La decisión de Julio II de volver a decorar totalmente la bóveda se debió tal vez a los serios problemas de naturaleza estática que afectaban a la Sixtina desde los primeros años de su pontificado (1503-1513). Éstos tienen que haber sido la consecuencia de las excavaciones, realizadas tanto a norte como a sur del edificio, para la construcción de la Torre Borgia y del nuevo San Pedro. Tras abrirse una larga grieta en la bóveda en mayo de 1504, se encargó a Bramante, en aquel entonces arquitecto de Palacio, que pusiera remedio; éste colocó unas cadenas en el local ubicado sobre la Capilla. Sin embargo, los daños sufridos a las antiguas pinturas tienen que haber sido tantos, que convencieron al pontífice a encargar a Miguel Ángel una nueva decoración pictórica. El 8 de mayo de 1508 el artista firmó el contrato que incluía la realización de doce apóstoles en las pechinas y en la parte restante, motivos ornamentales. Más tarde, bajo petición de Buonarroti en persona, quien consideraba el proyecto "cosa pobre", el papa le dio un nuevo encargo, con el cual se dada la ideación plena del programa al artista. Sin embargo, es probable que el pintor haya recurrido a la colaboración de teólogos de la corte papal para realizarlo. Al interior de una potente arquitectura pintada, Miguel Ángel puso nueve Historias centrales, que describen episodios del Génesis, con figuras de Desnudos a los lados, que sostienen medallones con escenas del Libro de los Reyes. En la base de la estructura arquitectónica, doce Videntes, es decir, Profetas y Sibilas, se hallan sentados en tronos monumentales a los que se contraponen más abajo los Antepasados de Cristo, representados en las Enjutas y Lunetos (pared norte, pared sur, pared de entrada). Por último, en las cuatro Pechinas angulares, el artista representó algunos episodios de la milagrosa salvación del pueblo de Israel. En agosto de 1510, Miguel Ángel dio por terminada la primera mitad de la bóveda, o sea, desde la pared de entrada hasta la Creación de Eva. El trabajo tiene que haber finalizado dentro del 31 de octubre de 1512, ya que el 1° de noviembre el Papa celebró misa en la Capilla. "Si frente al Juicio Universal quedamos deslumbrados por el esplendor y susto, admirando por una parte los cuerpos glorificados y por la otra aquellos sometidos a la condena eterna, comprendemos también que toda la visión está profundamente impregnada de una sola luz y una sola lógica artística: la luz y la lógica de la fe que la Iglesia proclama al confesar: Creo en un solo Dios... creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles" (de la Homilía pronunciada por el Santo Padre Juan Pablo II el 8 de abril de 1994).
La grandiosa composición realizada por Miguel Ángel entre 1536 y 1541, se concentra en torno a la figura dominante del Cristo, representado en el instante que precede a la emisión del veredicto del Juicio (Mateos 25,31-46). Su gesto, imperioso y sereno, parece al mismo tiempo llamar la atención y aplacar la agitación circundante: esto da el inicio a un amplio y lento movimiento rotatorio en el que se ven involucradas todas las figuras. Quedan fuera de éste los dos lunetos arriba, con grupos de ángeles que llevan en vuelo los símbolos de la Pasión (a la izquierda, la Cruz, los dados y la corona de espinas; a la derecha, la columna de la Flagelación, la escalera y la lanza con la esponja bañada de vinagre). Al lado de Cristo se halla la Virgen, que tuerce la cabeza en un gesto de resignación: en efecto, ella ya no puede intervenir en la decisión, sino sólo esperar el resultado del Juicio. Incluso los Santos y los Elegidos, colocados alrededor de las dos figuras de la Madre y del Hijo, esperan con ansiedad el veredicto. Algunos de ellos se pueden reconocer con facilidad: San Pedro con las dos llaves, San Lorenzo con la parrilla, San Bartolomé con su propia piel en la que se suele identificar el autorretrato de Miguel Ángel, Santa Catalina de Alejandría con la rueda dentada, San Sebastián de rodillas con las flechas en la mano. En la faja de abajo, en el centro, los ángeles del Apocalipsis despiertan a los muertos al son de las largas trompetas; a la izquierda, los resucitados que suben hacia el cielo recomponen sus cuerpos (Resurrección de la carne); a la derecha, ángeles y demonios compiten para precipitar a los condenados en el infierno. Por último, abajo, Caronte a golpes de remo, junto con los demonios, hace bajar a los condenados de su barca para conducirlos ante el juez infernal Minos, con el cuerpo envuelto por los anillos de la serpiente. En esta parte es evidente la referencia al Infierno de la Divina Comedia de Dante Alighieri. Junto con los elogios, el Juicio suscitó entre sus contemporáneos reacciones violentas, como por ejemplo la del Maestro de Ceremonias Biagio da Cesena, quien dijo que "era cosa muy deshonesta en un lugar tan honorable haber realizado tantos desnudos que deshonestamente muestran sus vergüenzas y que no era obra de Capilla del Papa, sino de termas y hosterías" (G. Vasari, Vidas). Las polémicas, que prosiguieron por años, hicieron que la Congregación del Concilio de Trento en 1564 tomase la decisión de hacer cubrir algunas de las figuras del Juicio consideradas "obscenas". El encargo de pintar drapeados de cobertura, las llamadas "bragas" fue dada a Daniel de Volterra desde entonces conocido como el "braghettone" (Pone-Bragas). Las "bragas" de Daniel fueron sólo las primeras, en efecto, otras se añadieron en los siglos sucesivos.
Las Historias de Cristo abarcaban originariamente ocho recuadros, presentado cada uno por un título en el friso superior, que comenzaban con la Natividad realizada por el Perugino en la pared del altar y más tarde destruida para dar lugar al Juicio Universal de Miguel Ángel. Por lo tanto, actualmente, los Hechos de la Vida de Cristo inician con el Bautismo (Mateos 3,13-17; Marcos 1,9-11; Lucas 3,21-22; Juan 1,29-34), luego siguen las Tentaciones de Cristo (Mateos 4,1-11; Marcos 1,12; Lucas 4,1-13) y la Purificación del leproso (Mateos 8,1-4; Marcos 1,40-45; Lucas 5,12-16). El tercero representa en primer plano la Vocación de los primeros apóstoles Pedro y Andrés, mientras que en el fondo se encuentra la llamada de Juan y Jaime (Mateos 4,18-22; Marcos 1,16-20; Lucas 5,1-11). El fresco siguiente ilustra el Sermón de la montaña (Mateos caps. 5-7; Lucas 6,12-49) y la curación del leproso (Mateos 8,1-4; Marcos 1,40-45; Lucas 5,12-16), mientras que el quinto muestra la Entrega de las llaves (Mateos 16,13-20), es decir, la transmisión de los poderes de Cristo a Pedro, su vicario, además de dos episodios del Pago del tributo (Mateos 17,24-27) y de la Tentativa de lapidación de Cristo (Juan 8,31-59;10,31-39) en el fondo. La serie en esta pared se concluye con la Última Cena (Mateos 26,17-29; Marcos 14,12-25; Lucas 22,7-23; Juan 13, 21-30) en la que, más allá de las ventanas se representan tres episodios de la Pasión: Oración en el huerto (Mateo 26,36-46; Marcos 14,32-42; Lucas 22,39-46), Captura de Jesús (Mateos 26,47-56; Marcos 14,43-52; Lucas 22,47-53; Juan 18,1-11), Crucifixión (Mateos 27,32-50; Marcos 15,22-39; Lucas 23,33-46; Juan 19,17-30). El ciclo se concluye con la Resurrección de Cristo (Mateo 28,1-8) en la pared de entrada. Cada recuadro de las historias coincide en la faja inferior con una cortina falsa con las hazañas de Sixto IV. La serie de los Pontífices se deslizaba a lo largo de todas las paredes de la Capilla, comenzando desde la del altar, en la que se representan en el centro a Cristo y el primer papa Pedro, además de Lino y Cleto. Las cuatro figuras se perdieron cuando Miguel Ángel, por orden de Pablo III en 1536, pintó en esta pared el Juicio Universal. Los Pontífices se encuentran ubicados en parejas dentro de nichos a los lados de las ventanas: su sucesión no se realiza en una pared, sino que se alternan con la ubicada enfrente. Los autores de la serie son los mismos de los ciclos de la vida de Moisés y de Cristo, es decir, Pietro Perugino, Sandro Botticelli, Cosimo Rosselli y Domenico Ghirlandaio. Los diferentes personajes se diferencian ligeramente sólo por la posición; por lo general se encuentran representados de figura entera, de tres cuartos con un libro o rollo, o bien, bendiciendo. En los lunetos y enjutas que se encuentran encima, Miguel Ángel ha representado a los Antepasados de Cristo, precursores de su venida y por ello, de la Redención. Están enumerados al comienzo del Evangelio de Mateos (Mateos 1,1-17), que desde Abrahán, incluye los nombres de cuarenta progenitores de Cristo (diferenciándose de la otra versión del evangelista Lucas, que al comenzar por Adán incluye en cambio 75 familias), representados aquí no tanto como imágenes históricas, sino como símbolos de una humanidad durante actividades varias y sobre todo, al constituirse en núcleos familiares. Sin embargo, los numerosos intentos de asociar los nombres inscritos en las placas a los personajes representados, no han permitido identificarles hasta ahora de manera segura. Las historias de Moisés, que originariamente incluían ocho recuadros, cada uno presentado por un título en el friso superior, iniciaban de la pared del altar con el Nacimiento y el Hallazgo de Moisés del Perugino, fresco que se perdió al realizar el Juicio Universal de Miguel Ángel. Por lo tanto, en la actualidad el ciclo del Antiguo Testamento inicia con el Viaje de Moisés a Egipto, en el que aparecen en un solo recuadro la Despedida del suegro Jethro (Éxodo 4,18-20), el Regreso a Egipto con la familia (Éxodo 4,18-20), la Circuncisión del segundogénito (Esodo 4,24-26). El segundo recuadro describe algunos Hechos de la vida de Moisés: la muerte del egipcio (Éxodo 2,11-15), la lucha con los pastores para defender a la hijas de Jethro (Éxodo 2,16-22) y la visión de la zarza ardiente (Éxodo 3,1-12). El tercer fresco ilustra el Paso del Mar Rojo (Éxodo 14,5-31), al que sigue la Entrega de las Tablas de la Ley en la que se narran al mismo tiempo la Subida de Moisés al Monte Sinaí (Éxodo 24,12-17; 31,18 ) para recibir las Tablas de la Ley, la Adoración del becerro de oro (Éxodo 32,1-20), el Castigo de los judíos idólatras (Éxodo 32,25-35) y el regreso del Profeta con las nuevas Tablas de la Ley (Éxodo 34,1-4). El recuadro siguiente ilustra un episodio un tanto extraño, es decir, el Castigo de Coré, Datán y Abirón (Números 16,1-35), sacerdotes judíos que negaban a Moisés y Arón la autoridad civil y religiosa sobre el pueblo elegido; por este motivo, fueron tragados por la tierra y consumidos por un fuego invisible junto con sus familias. El último fresco muestra el Testamento y muerte de Moisés (Deuteronomio 33, 34), tras ver la Tierra Prometida. El ciclo se concluye en la pared de la entrada con la Disputa por el cuerpo de Moisés (Carta de Judas, 9). Cada recuadro de historias coincide en la faja inferior con una cortina falsa con las hazañas de Sixto IV. La serie de los Pontífices se extendía a lo largo de todas las paredes de la Capilla iniciando desde la del altar, en la que en el centro se hallaban representados Cristo y el primer papa Pedro, además de Lino y Cleto. Las cuatro figuras se perdieron cuando Miguel Ángel, por orden de Pablo III en 1536 pintó en esta pared el Juicio Universal. Los Pontífices están colocados dentro de nichos a los lados de las ventanas: La serie no está representada en secuencia, sino que se alterna en las paredes. Los autores son los mismos de los ciclos de la vida de Moisés y de Cristo, es decir, Pietro Perugino, Sandro Botticelli, Cosimo Rosselli y Domenico Ghirlandaio. Los diferentes personajes se diferencian ligeramente sólo por la posición o en la fisonomía de los gestos; por lo general se encuentran representados de tres cuartos con un libro o rollo, o bien, bendiciendo. En los lunetos y enjutas que se encuentran encima, Miguel Ángel ha representado a los Antepasados de Cristo, precursores de su venida y por ello, de la Redención. Están enumerados al comienzo del Evangelio de Mateos (Mateos 1,1-17), que desde Abrahán, incluye los nombres de cuarenta progenitores de Cristo (diferenciándose de la otra versión del evangelista Lucas, que al comenzar por Adán se refiere en cambio a 75 familias), representados aquí no tanto como imágenes históricas, sino como símbolos de una humanidad durante actividades varias y sobre todo, al constituirse en núcleos familiares. Sin embargo, los numerosos intentos de asociar los nombres inscritos en las placas a los personajes representados, no han permitido identificarlos hasta ahora de manera segura.
En esta pared se ilustran los dos episodios conclusivos de los ciclos de Moisés y Cristo: la Resurrección de Cristo (Mateos 28,1-8) y la Disputa por el cuerpo de Moisés (Letra de Judas 9). Ambos frescos, originariamente obras del Ghirlandaio y de Signorelli, respectivamente, fueron destruidas por el derrumbe del arquitrabe de la puerta en 1522 y fueron reemplazados durante el pontificado de Gregorio XIII (pontífice desde 1572 hasta 1585) por obras con el mismo tema realizadas por Hendrik van den Broeck y Mateos de Lecce. Al igual que en las paredes norte y sur, además de las historias de la vida de Moisés y de Cristo, se hallan representados arriba algunos pontífices y los lunetos, y en el registro inferior las cortinas falsas.
La decisión de Julio II de volver a decorar totalmente la bóveda se debió tal vez a los serios problemas de naturaleza estática que afectaban a la Sixtina desde los primeros años de su pontificado (1503-1513). Éstos tienen que haber sido la consecuencia de las excavaciones, realizadas tanto a norte como a sur del edificio, para la construcción de la Torre Borgia y del nuevo San Pedro. Tras abrirse una larga grieta en la bóveda en mayo de 1504, se encargó a Bramante, en aquel entonces arquitecto de Palacio, que pusiera remedio; éste colocó unas cadenas en el local ubicado sobre la Capilla. Sin embargo, los daños sufridos a las antiguas pinturas tienen que haber sido tantos, que convencieron al pontífice a encargar a Miguel Ángel una nueva decoración pictórica. El 8 de mayo de 1508 el artista firmó el contrato que incluía la realización de doce apóstoles en las pechinas y en la parte restante, motivos ornamentales. Más tarde, bajo petición de Buonarroti en persona, quien consideraba el proyecto "cosa pobre", el papa le dio un nuevo encargo, con el cual se dada la ideación plena del programa al artista. Sin embargo, es probable que el pintor haya recurrido a la colaboración de teólogos de la corte papal para realizarlo. Al interior de una potente arquitectura pintada, Miguel Ángel puso nueve Historias centrales, que describen episodios del Génesis, con figuras de Desnudos a los lados, que sostienen medallones con escenas del Libro de los Reyes. En la base de la estructura arquitectónica, doce Videntes, es decir, Profetas y Sibilas, se hallan sentados en tronos monumentales a los que se contraponen más abajo los Antepasados de Cristo, representados en las Enjutas y Lunetos (pared norte, pared sur, pared de entrada). Por último, en las cuatro Pechinas angulares, el artista representó algunos episodios de la milagrosa salvación del pueblo de Israel. En agosto de 1510, Miguel Ángel dio por terminada la primera mitad de la bóveda, o sea, desde la pared de entrada hasta la Creación de Eva. El trabajo tiene que haber finalizado dentro del 31 de octubre de 1512, ya que el 1° de noviembre el Papa celebró misa en la Capilla. "Si frente al Juicio Universal quedamos deslumbrados por el esplendor y susto, admirando por una parte los cuerpos glorificados y por la otra aquellos sometidos a la condena eterna, comprendemos también que toda la visión está profundamente impregnada de una sola luz y una sola lógica artística: la luz y la lógica de la fe que la Iglesia proclama al confesar: Creo en un solo Dios... creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles" (de la Homilía pronunciada por el Santo Padre Juan Pablo II el 8 de abril de 1994).
La grandiosa composición realizada por Miguel Ángel entre 1536 y 1541, se concentra en torno a la figura dominante del Cristo, representado en el instante que precede a la emisión del veredicto del Juicio (Mateos 25,31-46). Su gesto, imperioso y sereno, parece al mismo tiempo llamar la atención y aplacar la agitación circundante: esto da el inicio a un amplio y lento movimiento rotatorio en el que se ven involucradas todas las figuras. Quedan fuera de éste los dos lunetos arriba, con grupos de ángeles que llevan en vuelo los símbolos de la Pasión (a la izquierda, la Cruz, los dados y la corona de espinas; a la derecha, la columna de la Flagelación, la escalera y la lanza con la esponja bañada de vinagre). Al lado de Cristo se halla la Virgen, que tuerce la cabeza en un gesto de resignación: en efecto, ella ya no puede intervenir en la decisión, sino sólo esperar el resultado del Juicio. Incluso los Santos y los Elegidos, colocados alrededor de las dos figuras de la Madre y del Hijo, esperan con ansiedad el veredicto. Algunos de ellos se pueden reconocer con facilidad: San Pedro con las dos llaves, San Lorenzo con la parrilla, San Bartolomé con su propia piel en la que se suele identificar el autorretrato de Miguel Ángel, Santa Catalina de Alejandría con la rueda dentada, San Sebastián de rodillas con las flechas en la mano. En la faja de abajo, en el centro, los ángeles del Apocalipsis despiertan a los muertos al son de las largas trompetas; a la izquierda, los resucitados que suben hacia el cielo recomponen sus cuerpos (Resurrección de la carne); a la derecha, ángeles y demonios compiten para precipitar a los condenados en el infierno. Por último, abajo, Caronte a golpes de remo, junto con los demonios, hace bajar a los condenados de su barca para conducirlos ante el juez infernal Minos, con el cuerpo envuelto por los anillos de la serpiente. En esta parte es evidente la referencia al Infierno de la Divina Comedia de Dante Alighieri. Junto con los elogios, el Juicio suscitó entre sus contemporáneos reacciones violentas, como por ejemplo la del Maestro de Ceremonias Biagio da Cesena, quien dijo que "era cosa muy deshonesta en un lugar tan honorable haber realizado tantos desnudos que deshonestamente muestran sus vergüenzas y que no era obra de Capilla del Papa, sino de termas y hosterías" (G. Vasari, Vidas). Las polémicas, que prosiguieron por años, hicieron que la Congregación del Concilio de Trento en 1564 tomase la decisión de hacer cubrir algunas de las figuras del Juicio consideradas "obscenas". El encargo de pintar drapeados de cobertura, las llamadas "bragas" fue dada a Daniel de Volterra desde entonces conocido como el "braghettone" (Pone-Bragas). Las "bragas" de Daniel fueron sólo las primeras, en efecto, otras se añadieron en los siglos sucesivos.
Las Historias de Cristo abarcaban originariamente ocho recuadros, presentado cada uno por un título en el friso superior, que comenzaban con la Natividad realizada por el Perugino en la pared del altar y más tarde destruida para dar lugar al Juicio Universal de Miguel Ángel. Por lo tanto, actualmente, los Hechos de la Vida de Cristo inician con el Bautismo (Mateos 3,13-17; Marcos 1,9-11; Lucas 3,21-22; Juan 1,29-34), luego siguen las Tentaciones de Cristo (Mateos 4,1-11; Marcos 1,12; Lucas 4,1-13) y la Purificación del leproso (Mateos 8,1-4; Marcos 1,40-45; Lucas 5,12-16). El tercero representa en primer plano la Vocación de los primeros apóstoles Pedro y Andrés, mientras que en el fondo se encuentra la llamada de Juan y Jaime (Mateos 4,18-22; Marcos 1,16-20; Lucas 5,1-11). El fresco siguiente ilustra el Sermón de la montaña (Mateos caps. 5-7; Lucas 6,12-49) y la curación del leproso (Mateos 8,1-4; Marcos 1,40-45; Lucas 5,12-16), mientras que el quinto muestra la Entrega de las llaves (Mateos 16,13-20), es decir, la transmisión de los poderes de Cristo a Pedro, su vicario, además de dos episodios del Pago del tributo (Mateos 17,24-27) y de la Tentativa de lapidación de Cristo (Juan 8,31-59;10,31-39) en el fondo. La serie en esta pared se concluye con la Última Cena (Mateos 26,17-29; Marcos 14,12-25; Lucas 22,7-23; Juan 13, 21-30) en la que, más allá de las ventanas se representan tres episodios de la Pasión: Oración en el huerto (Mateo 26,36-46; Marcos 14,32-42; Lucas 22,39-46), Captura de Jesús (Mateos 26,47-56; Marcos 14,43-52; Lucas 22,47-53; Juan 18,1-11), Crucifixión (Mateos 27,32-50; Marcos 15,22-39; Lucas 23,33-46; Juan 19,17-30). El ciclo se concluye con la Resurrección de Cristo (Mateo 28,1-8) en la pared de entrada. Cada recuadro de las historias coincide en la faja inferior con una cortina falsa con las hazañas de Sixto IV. La serie de los Pontífices se deslizaba a lo largo de todas las paredes de la Capilla, comenzando desde la del altar, en la que se representan en el centro a Cristo y el primer papa Pedro, además de Lino y Cleto. Las cuatro figuras se perdieron cuando Miguel Ángel, por orden de Pablo III en 1536, pintó en esta pared el Juicio Universal. Los Pontífices se encuentran ubicados en parejas dentro de nichos a los lados de las ventanas: su sucesión no se realiza en una pared, sino que se alternan con la ubicada enfrente. Los autores de la serie son los mismos de los ciclos de la vida de Moisés y de Cristo, es decir, Pietro Perugino, Sandro Botticelli, Cosimo Rosselli y Domenico Ghirlandaio. Los diferentes personajes se diferencian ligeramente sólo por la posición; por lo general se encuentran representados de figura entera, de tres cuartos con un libro o rollo, o bien, bendiciendo. En los lunetos y enjutas que se encuentran encima, Miguel Ángel ha representado a los Antepasados de Cristo, precursores de su venida y por ello, de la Redención. Están enumerados al comienzo del Evangelio de Mateos (Mateos 1,1-17), que desde Abrahán, incluye los nombres de cuarenta progenitores de Cristo (diferenciándose de la otra versión del evangelista Lucas, que al comenzar por Adán incluye en cambio 75 familias), representados aquí no tanto como imágenes históricas, sino como símbolos de una humanidad durante actividades varias y sobre todo, al constituirse en núcleos familiares. Sin embargo, los numerosos intentos de asociar los nombres inscritos en las placas a los personajes representados, no han permitido identificarles hasta ahora de manera segura. Las historias de Moisés, que originariamente incluían ocho recuadros, cada uno presentado por un título en el friso superior, iniciaban de la pared del altar con el Nacimiento y el Hallazgo de Moisés del Perugino, fresco que se perdió al realizar el Juicio Universal de Miguel Ángel. Por lo tanto, en la actualidad el ciclo del Antiguo Testamento inicia con el Viaje de Moisés a Egipto, en el que aparecen en un solo recuadro la Despedida del suegro Jethro (Éxodo 4,18-20), el Regreso a Egipto con la familia (Éxodo 4,18-20), la Circuncisión del segundogénito (Esodo 4,24-26). El segundo recuadro describe algunos Hechos de la vida de Moisés: la muerte del egipcio (Éxodo 2,11-15), la lucha con los pastores para defender a la hijas de Jethro (Éxodo 2,16-22) y la visión de la zarza ardiente (Éxodo 3,1-12). El tercer fresco ilustra el Paso del Mar Rojo (Éxodo 14,5-31), al que sigue la Entrega de las Tablas de la Ley en la que se narran al mismo tiempo la Subida de Moisés al Monte Sinaí (Éxodo 24,12-17; 31,18 ) para recibir las Tablas de la Ley, la Adoración del becerro de oro (Éxodo 32,1-20), el Castigo de los judíos idólatras (Éxodo 32,25-35) y el regreso del Profeta con las nuevas Tablas de la Ley (Éxodo 34,1-4). El recuadro siguiente ilustra un episodio un tanto extraño, es decir, el Castigo de Coré, Datán y Abirón (Números 16,1-35), sacerdotes judíos que negaban a Moisés y Arón la autoridad civil y religiosa sobre el pueblo elegido; por este motivo, fueron tragados por la tierra y consumidos por un fuego invisible junto con sus familias. El último fresco muestra el Testamento y muerte de Moisés (Deuteronomio 33, 34), tras ver la Tierra Prometida. El ciclo se concluye en la pared de la entrada con la Disputa por el cuerpo de Moisés (Carta de Judas, 9). Cada recuadro de historias coincide en la faja inferior con una cortina falsa con las hazañas de Sixto IV. La serie de los Pontífices se extendía a lo largo de todas las paredes de la Capilla iniciando desde la del altar, en la que en el centro se hallaban representados Cristo y el primer papa Pedro, además de Lino y Cleto. Las cuatro figuras se perdieron cuando Miguel Ángel, por orden de Pablo III en 1536 pintó en esta pared el Juicio Universal. Los Pontífices están colocados dentro de nichos a los lados de las ventanas: La serie no está representada en secuencia, sino que se alterna en las paredes. Los autores son los mismos de los ciclos de la vida de Moisés y de Cristo, es decir, Pietro Perugino, Sandro Botticelli, Cosimo Rosselli y Domenico Ghirlandaio. Los diferentes personajes se diferencian ligeramente sólo por la posición o en la fisonomía de los gestos; por lo general se encuentran representados de tres cuartos con un libro o rollo, o bien, bendiciendo. En los lunetos y enjutas que se encuentran encima, Miguel Ángel ha representado a los Antepasados de Cristo, precursores de su venida y por ello, de la Redención. Están enumerados al comienzo del Evangelio de Mateos (Mateos 1,1-17), que desde Abrahán, incluye los nombres de cuarenta progenitores de Cristo (diferenciándose de la otra versión del evangelista Lucas, que al comenzar por Adán se refiere en cambio a 75 familias), representados aquí no tanto como imágenes históricas, sino como símbolos de una humanidad durante actividades varias y sobre todo, al constituirse en núcleos familiares. Sin embargo, los numerosos intentos de asociar los nombres inscritos en las placas a los personajes representados, no han permitido identificarlos hasta ahora de manera segura.
En esta pared se ilustran los dos episodios conclusivos de los ciclos de Moisés y Cristo: la Resurrección de Cristo (Mateos 28,1-8) y la Disputa por el cuerpo de Moisés (Letra de Judas 9). Ambos frescos, originariamente obras del Ghirlandaio y de Signorelli, respectivamente, fueron destruidas por el derrumbe del arquitrabe de la puerta en 1522 y fueron reemplazados durante el pontificado de Gregorio XIII (pontífice desde 1572 hasta 1585) por obras con el mismo tema realizadas por Hendrik van den Broeck y Mateos de Lecce. Al igual que en las paredes norte y sur, además de las historias de la vida de Moisés y de Cristo, se hallan representados arriba algunos pontífices y los lunetos, y en el registro inferior las cortinas falsas.
ciudad del vaticano
Historia del Vaticano:
* 756, se inicia la historia de los Estados Pontificios.
* 1860, el ejército del rey de Italia Víctor Manuel II conquista los Estados Pontificios, dejando al Vaticano solamente en posesión de Roma y su región costera.
* 1870, Víctor Manuel toma Roma en gran parte gracias a la Guerra franco-prusiana y la proclama nueva capital de su reino.
* 1917, Benedicto XV propone un plan de paz para la Primera Guerra Mundial que es totalmente ignorado por la comunidad internacional.
* 1929, el Tratado de Letrán es firmado por Pietro Gasparri, en representación del Vaticano, y Benito Mussolini, primer ministro italiano, el 11 de febrero durante el pontificado de Pío XI. Con este pacto se dio por terminada la disputa con Italia que existía desde 1870. Con el reconocimiento de este minúsculo Estado el concordato garantizó la total independencia del Papa.
* 1939, estalla la Segunda Guerra Mundial; el Vaticano se declara neutral.
* 1944, Hitler da la orden de arrasar el Vaticano a sangre y fuego y secuestrar al Papa Pío XII, pero el General de las SS al mando hace caso omiso de la orden alegando cuestiones éticas y morales. Mas tarde fue relevado del mando.
* 1965, Pablo VI clausura el Concilio Vaticano II.
* 1981, Juan Pablo II sufre un atentado en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
* 2003, el Vaticano se opone a la invasión de Iraq por parte de EE.UU. y sus aliados.
* 2005, Muere el papa Juan Pablo II y asume como papa Benedicto XVI.
Capital
• Población
• Coordenadas Ciudad del Vaticano¹
921 (2005)
41°54′ N 12°27′ E
Mayor ciudad Ciudad del Vaticano¹
Idiomas oficiales Latín²
Forma de gobierno Monarquía electiva
Jefe de Estado
Secretario de Estado
Gobernador
Papa Benedicto XVI
Cardenal Tarcisio Bertone
Monseñor Giovanni Lajolo
Independencia
• Fecha Pacto de Letrán
11 de febrero de 1929
Superficie
• Total
• % agua
Fronteras
Costas Puesto 259º
0,44 km2
0
4 km
0 km
Población
• Total
• Densidad Puesto 235º
921
2093 hab/km2
PIB (PPA)
• Total (-)
• PIB per cápita Puesto -º
US$ - millones
US$ -
IDH n/d
Moneda Euro (€ EUR)³
Gentilicio vaticano, -a
Huso horario
• en verano CET (UTC+1)
CEST (UTC+2)
Dominio Internet .va
Prefijo telefónico +379
Prefijo radiofónico HVA-HVZ
Código ISO 255/ VAT / VA
Miembro de: -
¹ Es una ciudad-estado.
² El idioma más común es el italiano.
³ Antes de 1999 la lira vaticana.
el abastecimiento
La Cumbre Mundial sobre la Alimentación que se inaugura hoy en Roma debe ofrecer a la comunidad internacional en su conjunto la ocasión de reafirmar la imperiosa necesidad de garantizar la seguridad alimentaria para todos.
Por ello deseo, antes que nada, felicitar al Sr. Jacques Diouf, Director General de la FAO, por haber exhortado a los países a hacer nuevos esfuerzos y adoptar nuevas iniciativas en el contexto de la Declaración de Roma y el Plan de Acción a los que está dedicada esta Conferencia.
Deseo también agradecer a las autoridades italianas su hospitalidad y su cooperación. Desde hace más de cincuenta años, Italia acoge aquí, en Roma, la Sede de la FAO. Y su Excelencia el Presidente Oscar Luigi Scalfaro acaba de reafirmar ahora mismo, de la manera más clara posible, el empeño de su país en la lucha contra el hambre.
Deseo sobre todo expresar mi profunda gratitud a Su Santidad el Papa Juan Pablo II. Con su presencia y sus palabras honra hoy, una vez más, a todo el sistema de las Naciones Unidas.
Y con ello viene a recordarnos que el problema del hambre no es sólo una cuestión económica, social o política, sino también una cuestión ética y moral.
Porque el hambre es un atentado directo no sólo contra la integridad física de la persona humana, sino también contra su dignidad misma. El hambre es un insulto a los valores fundamentales de la comunidad internacional. Y somos perfectamente conscientes de que una sociedad se condenaría al oprobio y el descrédito si, a finales del siglo XX, siguiera manteniendo lo que Su Santidad ha llamado tan acertadamente "las estructuras del hambre".
Sabemos que quedan por realizar muchos esfuerzos. Porque perdura el escándalo del hambre.
¡Todavía hoy, una de cada cuatro personas padece hambre!
¡Ochocientos millones de personas sufren desnutrición crónica!
¡Ochenta y ocho países, de los cuales casi la mitad se hallan situados en el Africa subsahariana, conocen la angustia del hambre crónica y la malnutrición!
En este mismo instante, 200 millones de niños menores de cinco años padecen malnutrición y carencias alimentarias.
¡Esto es inadmisible!
Es totalmente inaceptable ver cómo ciertas partes del mundo rebosan de alimentos, mientras que otras carecen de productos alimenticios de primera necesidad.
Es totalmente insoportable ver cómo ciertos países derrochan o destruyen alimentos, mientras que otros no pueden ni siquiera subvenir a las necesidades básicas de su población infantil.
Pues el problema del hambre no es sólo un problema de producción. Es también un problema de distribución.
Esto supone un rudo golpe para nuestro concepto de la igualdad y la justicia social.
Por ello deseo asociarme plenamente a la iniciativa que ha adoptado hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
Confío en que esta Cumbre Mundial sobre la Alimentación depare la ocasión para una nueva movilización general contra el hambre.
Al señalar a la atención de todos las amenazas que plantean el hambre y la malnutrición para países y regiones enteras de nuestro planeta, la Cumbre Mundial coloca claramente el problema del hambre entre las principales prioridades presentes y futuras de la comunidad internacional.
Esta es la razón por la que los objetivos de esta Cumbre de Roma se inscriben plenamente en el marco de las grandes acciones prospectivas que está llevando a cabo la Organización mundial, desde 1992, en relación con el futuro económico y social del planeta.
Por otra parte, es impresionante constatar que las Conferencias de las Naciones Unidas que se han celebrado desde esa fecha han insistido todas ellas, sin excepción, y en su ámbito de competencia, en la urgencia de encontrar un remedio para el hambre y la malnutrición.
Así, en 1992, la Conferencia de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo subrayó la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria a todos los niveles, en el marco del desarrollo sostenible previsto en el Programa 21.
Al año siguiente, la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, que tuvo lugar en Viena, reafirmó la necesidad de garantizar a todos el disfrute de un auténtico derecho a la alimentación.
En 1994, la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo, hizo hincapié en los vínculos entre crecimiento demográfico y producción de alimentos, y en la necesidad de responder de manera global a las necesidades alimentarias en constante aumento de la población.
La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague en marzo de 1995, expresó también su firme empeño en la lucha contra el hambre, haciendo de ella un elemento fundamental para erradicar la pobreza.
La Conferencia de Beijing, por su parte, señaló con razón a la comunidad internacional la función decisiva que desempeña la mujer en la producción de alimentos, especialmente en las zonas rurales, recordando que la mujer produce más del 55 por ciento de los alimentos en todo el mundo y más del 88 por ciento en Africa.
Más recientemente, la Conferencia sobre los Asentamientos Humanos, celebrada en Estambul, demostró la importancia de establecer relaciones equilibradas entre las zonas rurales y urbanas e insistió en la importancia de las ciudades para la buena distribución de los alimentos y el abastecimiento de agua potable a la población.
Así pues, la Cumbre de Roma, representa, de algún modo, el punto culminante de esta reflexión. Y es justo que la FAO haya tomado la iniciativa de organizarla, dado que, según su Constitución, la Organización tiene el objetivo fundamental de "liberar del hambre a la humanidad".
Desde esta óptica, confío sinceramente en que esta Cumbre nos brindará la oportunidad de persuadir a la comunidad internacional de que conceda una prioridad absoluta a la seguridad alimentaria y saque las consecuencias oportunas en cuanto a las medidas que habrán de adoptarse en el futuro.
Como ustedes saben, el concepto de seguridad alimentaria se abre paso desde hace tiempo en las instituciones internacionales.
Ya en 1948, la Declaración Universal de Derechos Humanos afirmaba que "toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación...".
Pero es en el Artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales donde, en 1966, se afirma, con mayor claridad aún, "el derecho de toda persona a estar protegida contra el hambre". Este derecho a la alimentación tiene incluso el carácter de "derecho fundamental". Es el primer derecho económico de la persona humana.
Desde que en 1973 la FAO inscribió por vez primera el concepto de seguridad alimentaria en el orden jurídico internacional, se inició una nueva etapa.
Porque ello permitió, a escala universal, definir políticas alimentarias, aplicar estrategias de acción, presentar planes a plazo medio y establecer mecanismos para situaciones de crisis y de urgencia.
Del mismo modo, las organizaciones regionales de Asia, América Latina y Africa han ideado procedimientos y modalidades de actuación. Se han hecho progresos reales y no es exagerado decir que la seguridad alimentaria ha avanzado en todo el planeta.
Esto hace que sean aún más escandalosas las situaciones catastróficas con que nos enfrentamos todavía, especialmente en el continente africano.
Esta es la razón por la que he querido lanzar este año la Iniciativa Especial de todo el sistema de las Naciones Unidas en favor de Africa.
La finalidad de esta iniciativa, en la que participan el Banco Mundial y los principales organismos de las Naciones Unidas, es poner de relieve la necesidad de garantizar de forma más efectiva la seguridad alimentaria y el abastecimiento de agua a largo plazo en Africa. La FAO desempeñará una función decisiva en este esfuerzo.
Pero, al mismo tiempo, nos enfrentamos también con situaciones de extrema urgencia.
Mientras se desarrolla esta Cumbre, más de un millón de refugiados, hambrientos y atemorizados, vagan indefensos por las montañas y los bosques del Zaire oriental.
Por ello deseo hacer aquí un solemne llamamiento a la comunidad internacional para que socorra a estos hombres, mujeres y niños que han perdido todo y que se verán condenados a una muerte cierta a menos que reciban asistencia inmediata.
¡La comunidad internacional debe acudir en ayuda de los refugiados del Zaire!
¡Tenemos necesidad de la contribución de todos: las grandes potencias, los países donantes, los estados africanos, las organizaciones internacionales y los organismos humanitarios! ¡Se trata de una situación extrema y cada día cuenta!
Si somos capaces de hacernos cargo de esta tragedia, de forma colectiva y concertada, daremos un significado real al concepto de seguridad alimentaria mundial.
domingo, 18 de febrero de 2007
Auténtica maravilla arquitectónica de la antigüedad y símbolo de la Ciudad Eterna en el mundo entero, el Anfiteatro Flavio (o Coliseo) (1) es el mayor y más espectacular edificio construido en época romana para albergar las famosas luchas de gladiadores y fieras. Fue construido en 8 años (72-80 d. C.) por la dinastía Flavia sobre el terreno ocupado por el lago artificial de la Domus Aurea (2) para Nerón, tras en incendio de Roma (64 d. C.) La villa ocupaba una extensión de una milla romana cuadrada (1.480 m2) entre las laderas de las colinas, colle, denominadas Celio y Palatino.
Para la inauguración del Coliseo se celebraron 100 días de juegos. Los 60.000 espectadores que cabían en el colosal edificio entraban a través de los 80 arcos numerados abiertos a nivel del suelo y, después de haber pasado todo el día en él, podían salir todos en apenas 20 minutos. En la programación de los juegos había cacerías de fieras por la mañana, ejecuciones de condenados al mediodía y combates de gladiadores por la tarde; en los días calurosos, el público se protegía del sol con una especie de entoldado confeccionado con 240 velas por marineros de la flota imperial. La zona subterránea, en el centro de la arena, se destinaba a las jaulas de los animales y a las instalaciones, y estaba dotada con un techo formado con ejes de madera cubierto con la arena que veían los espectadores. En la Edad Media el Coliseo fue transformado en fortaleza y fue sucesivamente utilizado como almacén de materiales para la construcción. Se fueron sacando las grapas metálicas que unían los bloques de roca travertina y fueron quedando al descubierto las aperturas que pueden verse en toda su estructura.
El Foro Romano (3), la zona arqueológica más importante de la ciudad, era el centro de la vida pública romana. Fue ocupado tras el saneamiento del valle pantanoso que había entre el Palatino y el Campidoglio en el siglo VII. a. C. El foro era el centro de las actividades políticas, religiosas y comerciales de la antigua Roma.
Es necesario recorrer a la imaginación para percibir su aspecto de entonces, totalmente abarrotado de construcciones y de personas procedentes de todas partes del Imperio romano que, como hacemos todavía actualmente, venían a visitar el símbolo de la increíble aventura que había hecho posible, en relativamente poco tiempo, que un antiguo pueblo de pastores dominara el mundo. Los romanos daban a sus construcciones una importante función propagandística, a la vez que comunicativa, procurando que produjeran un efecto entre la maravilla y el temor. Había basílicas para las reuniones de negocios y para la administración de justicia; la Curia, sede del Senado; templos; arcos triunfales; monumentos, y esculturas. La vía Sacra atravesaba la zona; por ella pasaban las procesiones religiosas y se efectuaban allí las paradas triunfales. Con el transcurso del tiempo, se construyeron en la parte opuesta los Foros Imperiales, para dar respuesta a las necesidades de espacio debidas al aumento de la población, o para dar todavía un mayor realce a la grandiosidad del Imperio.
Pasando por la plaza Venecia, delante del Vittoriano (4), llegamos a la plaza del Campidoglio (A). Antigua sede del templo más importante de culto al Estado y símbolo de Roma "caput mundi", el Campidoglio ha conservado su puesto predominante en la vida de la ciudad desde el siglo XII, como centro de la administración municipal. La plaza, considerada una de las más elegantes de Europa, fue diseñada por Miguel Ángel.
Su orientación nos indica la evolución de la ciudad, que, ya desde su inicios, daba la espalda a los vestigios de la antigua Roma, como parte de un lejano pasado, de otro momento histórico, y miraba hacia la nueva sede del poder y el gobierno del momento: el Vaticano.
Desde la plaza se accede a los Museos Capitolinos (5), la más antigua colección pública del mundo. Consta de esculturas de gran valor como el Gálata Moribundo y la Venus Capitolina. La Pinacoteca expone pinturas de los siglos XIV al XVII, de autores de la importancia de Tizona, Bellini y Caravaggio. La estatua original en bronce de Marco Aurelio, cuya reproducción puede verse en el centro de la plaza, se conserva en los Museos y se salvó de la destrucción en épocas posteriores sólo porque el personaje a caballo fue identificado con Constantino, el primer emperador cristiano.
El Panteón (6), una de las obras maestras más impresionantes de la arquitectura de todos los tiempos, fue edificado en la época del emperador Adriano, en el siglo II d. C., como templo dedicado a todos los dioses. En el año 608 el emperador de Oriente Foca hizo donación de éste al papa Bonifacio IV, que lo transformó en una iglesia dedicada a la Virgen y a todos los santos y mártires, permitiendo así que llegara hasta nuestros días como la estructura mejor conservada de la antigüedad. Es habitual que tanto los romanos como los visitantes se den cita aquí, ante un monumento construido hace mil ochocientos años, lo que permite percibir con naturalidad la presencia de tantas generaciones que se han servido de este lugar como punto de encuentro.
Desde el exterior, con su pórtico de columnas monolíticas de granito, el Panteón casi parece la fachada de un templo griego; sin embargo, su interior, con la rotonda y la inmensa cúpula de hormigón, representa a la perfección el espacio arquitectónico romano. El interior está concebido como una esfera colocada en un cilindro; el diámetro y la altura de la cúpula -la mayor cúpula jamás construida en hormigón hasta la era moderna- miden igual: 43,30 m. El Panteón es también el mausoleo de la familia Savoya y en él está la tumba de Rafael.
Plaza Navona (B)
La plaza Navona, una de las plazas más escenográficas de la Roma barroca, es un espléndido ejemplo de cómo el semblante más antiguo de la ciudad puede hallarse en los lugares más frecuentados en la actualidad. La forma alargada de la plaza es debida, de hecho, a la estructura del estadio de Domiciano, del siglo I d. C., destinado a las competiciones deportivas, cuyos restos todavía pueden verse en la parte inferior del actual plan de vialidad en la plaza de Tor Sanguigna.
La plaza adquirió su fisonomía actual en la época barroca, con la fuente de los Cuatro Ríos, obra de Bernini, y la iglesia de Santa Inés en Agonía y el palacio Pamphilj, en cuya realización colaboró el "rival" de Bernini: Borromini. Los gigantes de la fuente, en la parte central de la plaza, inaugurada en 1651, representan los cuatro ríos conocidos en la época como los más grandes de cada continente: el río de la Plata, el Danubio, el Ganges y el Nilo.
Éste último se cubre el rostro, lo que indicaba el misterio de su origen (sus fuentes todavía estaban por descubrir). En el pasado la plaza Navona era una zona de mercado y también era escenario de grandes fiestas, durante las cuales era inundada parcialmente para ser escenario de los desfiles de los carros de las familias aristocráticas; todavía hoy es un centro activo de la vida ciudadana: aquí se instala la feria navideña, podemos ver actuaciones de artistas callejeros, pintores, artesanos, etc., todo ello en un ambiente entre popular y selecto, al que contribuyen las terrazas siempre llenas de sus característicos cafés.
Fontana de Trevi (C)
El efecto espectacular de la Fontana de Trevi no se va descubriendo gradualmente, ya que ninguna de las calles que nos conducen a ella nos lo permite. Proyectada en el siglo XVIII por el arquitecto Nicola Salvi y realizada en un período de treinta años, la Fontana es una exaltación del agua como símbolo de vida, bienestar y cambio. Su situación indica el límite del trayecto del antiguo acueducto del Agua Virgen (año 19 a. C.), cuya historia se cuenta en los relieves de la parte superior de la fachada.
El hechizo de la Fontana de Trevi queda amplificado por el contraste entre sus notables dimensiones y la pequeña plaza donde está situada, ya que casi parece oprimirla. La personificación de Océano en el centro de la fuente parece emerger del agua sobre un carro tirado por caballos marinos y tritones, entre escollos donde están representadas treinta variedades distintas de plantas. Los visitantes no deben olvidar tirar la célebre moneda al agua para asegurarse de que van a volver un día a la Ciudad Eterna. El "procedimiento correcto" es situarse de espaldas a la fuente y lanzar la moneda con la mano derecha por detrás del hombro izquierdo.
Plaza de España (D)
Epicentro de la zona más elegante y exclusiva del centro histórico, la plaza de España ha sido siempre un lugar de encuentro no sólo para los romanos sino también para los visitantes y los artistas extranjeros, que, en el pasado, se alojaban en los numerosos hoteles y hostales de las calles cercanas. La famosa escalinata, proyectada en el año 1700 por Francesco De Sanctis, resolvió de forma muy eficiente y escenográfica la enojosa cuestión de la conexión entre la plaza, durante mucho tiempo controlada por los españoles, que tenían allí su embajada, y la "zona francesa", en la parte alta, con su renacentista iglesia de la Trinità dei Monti.
Todos los años en primavera la escalinata se embellece con azaleas de colores y sirve de fondo a un famoso desfile de moda. La fuente de la Barcaccia es obra de Pietro Bernini, padre de Gian Lorenzo; representa una barca semihundida, ingeniosa solución al problema de la escasa presión de la conducción de agua que la alimenta, que no permitía altos surtidores ni gran derroche de agua.
En la plaza nacen, en disposición radial, una serie de calles donde se encuentran las más prestigiosas e internacionales tiendas de moda; entre estas calles cabe destacar la famosa vía Condotti, una de las más elegantes del mundo.
sábado, 17 de febrero de 2007
Italia .- Roma utiliza truchas en los canales de agua para detectar posibles ataques químicos
La ACEA, la empresa encargada del abastecimiento de agua de Roma, ha colocado bañeras con truchas en varios puntos de la red hidráulica para vigilar ante la posibilidad de ataques químicos o bacteriológicos que puedan envenenar el agua de la ciudad.
"Las truchas son animales que revelan inmediatamente la presencia de agentes tóxicos", indicó el presidente de la ACEA, Massimiliano Salvi, quien explicó que este sistema, denominado ´trucha arcoiris´, además de vigilar posibles contaminaciones "evitará las consecuencias dramáticas de un ataque terrorista".
Salvi añadió que "las truchas son vigiladas las 24 horas del día y todos los días del año gracias a un sistema de videocámaras y si mueren o se observa que no están bien se realiza inmediatamente un análisis del agua".
El ACEA realiza además numerosos controles del agua de la capital y durante 2004 están previstos que se aumente a más de 250.000 análisis.
Algunos periódicos nacionales que han recogido la noticia de las "truchas salvavidas", han comparado el uso de estos peces con la leyenda de las "ocas del Capitolio", usadas para alertar si el enemigo entraba en la ciudad.
En el año 390 antes de Cristo, tras el asedio de los galos a la capital del Imperio romano, un grupo de ocas advirtió con sus graznidos a los soldados romanos que se escondían dentro del Capitolio del ataque sorpresa organizado por los galos, lo que les permitió salvar la ciudad.
La ACEA, la empresa encargada del abastecimiento de agua de Roma, ha colocado bañeras con truchas en varios puntos de la red hidráulica para vigilar ante la posibilidad de ataques químicos o bacteriológicos que puedan envenenar el agua de la ciudad.
"Las truchas son animales que revelan inmediatamente la presencia de agentes tóxicos", indicó el presidente de la ACEA, Massimiliano Salvi, quien explicó que este sistema, denominado ´trucha arcoiris´, además de vigilar posibles contaminaciones "evitará las consecuencias dramáticas de un ataque terrorista".
Salvi añadió que "las truchas son vigiladas las 24 horas del día y todos los días del año gracias a un sistema de videocámaras y si mueren o se observa que no están bien se realiza inmediatamente un análisis del agua".
El ACEA realiza además numerosos controles del agua de la capital y durante 2004 están previstos que se aumente a más de 250.000 análisis.
Algunos periódicos nacionales que han recogido la noticia de las "truchas salvavidas", han comparado el uso de estos peces con la leyenda de las "ocas del Capitolio", usadas para alertar si el enemigo entraba en la ciudad.
En el año 390 antes de Cristo, tras el asedio de los galos a la capital del Imperio romano, un grupo de ocas advirtió con sus graznidos a los soldados romanos que se escondían dentro del Capitolio del ataque sorpresa organizado por los galos, lo que les permitió salvar la ciudad.
historia de roma
Cuando los núcleos latinos que habitaban las colinas del Quirinal, Esquilino y Celio se fusionaron con los del Palatino, fortificaron el recinto habitado, y así se inició la primera fase de la Roma antigua hacia el siglo VIII adC (Roma Quadrata). Durante una segunda fase el perímetro de la ciudad se extendió por el monte Capitolino y por un pequeño valle que lo separaba del Palatino (allí se emplazó el Foro romano). Del siglo VI adC son las primeras construcciones: Palacio Real, Foro, Cloaca Máxima y Tullianum.
Hacia 510 adC se fundó el templo de Júpiter Capitolino, y de la misma época son los templos de Saturno (498 adC), de Cástor (484 adC) y otros. Siguió un período de gran actividad constructiva: templos, basílicas, acueductos y caminos consulares (Vía Apia, Vía Latina, Vía Flaminia, etc.). La verdadera reorganización se llevó en la época de Augusto, bajo cuyo reinado se reconstruyeron templos y monumentos y se levantaron otros nuevos. El incendio de la ciudad, atribuido a Nerón (aunque otras fuentes lo desmienten), en el (68) hizo desaparecer gran cantidad de edificios, reconstruidos poco después por el mismo emperador.
El Coliseo romano
El Coliseo romano
La obra iniciada por Nerón fue continuada por sus sucesores: Vespasiano (Coliseo), Tito, Domiciano (renovación de los templos de Vesta, Augusto y Minerva, del Estadio, el Odeón, en Panteón, etc.). La obra de éste último emperador fue proseguida por Trajano (Foro y Termas), Adriano (puente Elio, templos de Marciana y de Venus, Mausoleo, etc.), Septimio Severo, Caracalla (Termas). En tiempos de Majencio se construyó la basílica homónima, y de Constantino, su sucesor, se conservan el Arco del Triunfo, las Termas Constantinas y las Elenianas.
Durante los siglos III y IV se mantuvo Roma en todo su esplendor, hasta el año 410, en que fue asaltada y saqueada por Alarico; a partir de este momento se inició su decadencia monumental. Durante los siglos VIII y IX la Roma cristiana se convirtió en la Roma pontificia. Los papas transformaron los antiguos edificios paganos en cristianos y mandaron construir otros nuevos y las grandes basílicas (San Pablo, San Lorenzo, Santa María la Mayor, etc.). En el siglo XI otra invasión (la de los normandos, en 1084) dejó la ciudad en ruinas. Los papas la reconstruyeron y quedó constituida en dos bloques: la ciudad religiosa, que los pontífices reservaron para sí (Vaticano, Ciudad Leonina), y la ciudad seglar, encerrada en la cadena de fortalezas feudales.
Durante los siglos XII y XIII se llevaron a cabo notables mejoras urbanas y se construyeron numerosos palacios y edificios públicos. A este período de esplendor sucedió otro de decadencia (de 1305 a 1378, período aviñonés), durante el cual los monumentos civiles y religiosos estuvieron en total abandono. A partir del papa Nicolás V la ciudad sufrió una gran transformación, y durante los siglos XV y XVI alcanzó una etapa monumental extraordinaria, llegando a la cumbre de su esplendor en tiempo de Julio II. Se amplió el Vaticano, se construyeron y decoraron la Capilla Sixtina y las Logias.
León X abandonó parte de los proyectos constructivos de Julio II y se dedicó con empeño al embellecimiento y reconstrucción de numerosas iglesias y basílicas siguiendo la inspiración de Sangallo, sucesor de Bramante y de Rafael como arquitecto papal. Sixto V fue el verdadero creador de la Roma moderna. Durante el pontificado de Clemente VIII se terminó la demolición de la basílica de San Pedro y la mutación de plano de la actual basílica, de cruz griega a cruz latina (fue consagrada en 1613). El arte barroco culminó durante el pontificado de Urbano VIII gracias a la actividad y genio de Bernini.
miércoles, 14 de febrero de 2007
jueves, 8 de febrero de 2007
gran ciudad
País: Italia
Región: Lacio
Provincia: Roma
Coordenadas: Latitud: 41° 54′ 0′′ N
Longitud: 12° 30′ 0′′ E
Altitud: 37 msnm
Superficie: 1.285 km²
Población: 2.823.723 2004
Densidad: 2.197 hab./km²
Fracciones: Véase lista
Municipios limítrofes: Albano Laziale, Anguillara Sabazia, Ardea, Campagnano di Roma, Castel Gandolfo, Castel San Pietro Romano, Ciampino, Ciudad del Vaticano, Colonna, Fiumicino, Fonte Nuova, Formello, Frascati, Gallicano nel Lazio, Grottaferrata, Guidonia Montecelio, Marino, Mentana, Monte Porzio Catone, Monte Compatri, Monterotondo, Palestrina, Poli, Pomezia, Riano, Sacrofano, San Gregorio da Sassola, Tivoli, Trevignano Romano, Zagarolo
Código postal: 00100 (genérico), del 00121 al 00199
Prefijo tel.: 06
Código ISTAT: 058091
Código catastral: H501
Gentilicio: romanos (italiano: romani)
Santo patrón: Pedro y Pablo
Día festivo: 29 de junio
Municipio
Posición del municipio en Italia
Página web oficial
Región: Lacio
Provincia: Roma
Coordenadas: Latitud: 41° 54′ 0′′ N
Longitud: 12° 30′ 0′′ E
Altitud: 37 msnm
Superficie: 1.285 km²
Población: 2.823.723 2004
Densidad: 2.197 hab./km²
Fracciones: Véase lista
Municipios limítrofes: Albano Laziale, Anguillara Sabazia, Ardea, Campagnano di Roma, Castel Gandolfo, Castel San Pietro Romano, Ciampino, Ciudad del Vaticano, Colonna, Fiumicino, Fonte Nuova, Formello, Frascati, Gallicano nel Lazio, Grottaferrata, Guidonia Montecelio, Marino, Mentana, Monte Porzio Catone, Monte Compatri, Monterotondo, Palestrina, Poli, Pomezia, Riano, Sacrofano, San Gregorio da Sassola, Tivoli, Trevignano Romano, Zagarolo
Código postal: 00100 (genérico), del 00121 al 00199
Prefijo tel.: 06
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Gentilicio: romanos (italiano: romani)
Santo patrón: Pedro y Pablo
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